¿Cuántas palabras debería decir un niño de 18 meses?
Si tienes un niño de 18 meses en casa, es normal que te preguntes cuántas palabras debería decir a esta edad. Si tu pequeño de 18 meses solo dice unas pocas palabras o no está hablando mucho, es importante entender que cada niño se desarrolla a su propio ritmo. Sin embargo, hay hitos del desarrollo que pueden ayudar a identificar si es momento de buscar orientación especializada.
Desarrollo del Lenguaje en Niños de 18 Meses
Comprensión del Lenguaje
A los 18 meses, tu pequeño ya entiende muchas cosas. Puede seguir órdenes simples como "dame la pelota" o "ven aquí". Además, reconoce nombres de familiares y objetos cotidianos. Esto es fundamental, ya que la comprensión es la base para el desarrollo del lenguaje. Aquí hay algunas habilidades que tu hijo puede mostrar:
- Reconocer palabras: Sabe lo que significan palabras como "mamá" y "papá".
- Señalar objetos: Puede señalar lo que quiere o lo que le interesa.
- Entender preguntas: Responde a preguntas sencillas como "¿dónde está tu juguete?".
Expresión Verbal
En cuanto a la expresión verbal, es normal que tu niño use entre 20 y 50 palabras. Esto incluye palabras que pueden no sonar perfectas, pero que son intencionales. Por ejemplo:
- Balbuceos: Puede hacer sonidos que representan cosas, como "awa" para agua.
- Gestos: Usa gestos para comunicarse, como señalar o guiarte hacia lo que quiere.
- Palabras aproximadas: No te preocupes si no pronuncia las palabras correctamente; lo importante es que se entienda lo que quiere decir.
Importancia de los Gestos
Los gestos son una parte crucial del desarrollo del lenguaje. A esta edad, tu hijo puede usar hasta 15 gestos diferentes para comunicarse. Esto incluye:
- Señalar: Para mostrar lo que quiere.
- Imitar: Puede imitar acciones o sonidos que escucha.
- Contacto visual: Establece contacto visual al comunicarse, lo que es un signo positivo de desarrollo.
¿Cómo debería sonar el habla de tu niño de 18 meses?
Los niños aprenden a imitar los sonidos y palabras que escuchan antes de producirlos por su cuenta. Aunque los pequeños aún deben estar repitiendo palabras nuevas, también deberían comenzar a decir algunas palabras de manera espontánea.
Por ejemplo, un niño de 18 meses debería ser capaz de decir algo como “¡leche!” cuando tiene sed, o “¡pelota!” cuando quiere jugar. Estos son ejemplos de palabras funcionales, que se utilizan con un propósito específico, como pedir algo. Los niños que hablan de esta manera están comenzando a hacer la conexión de que comunicarse les ayuda a obtener lo que desean.
Tu niño también debería empezar a usar diferentes sonidos consonánticos en sus palabras o balbuceos. Los sonidos que se desarrollan más temprano incluyen /b/, /p/, /m/, /n/ y /d/. A los 18 meses, los niños deberían ser capaces de producir la mayoría de estos sonidos por sí mismos. A medida que aprenden a decir nuevos sonidos, esto les ayudará a pronunciar palabras nuevas con mayor claridad.
Cómo Ayudar a Tu Hijo a Incrementar su Vocabulario y Aprender a Hablar
Modelar el Lenguaje para tu Hijo
Una de las maneras más simples y efectivas de apoyar el desarrollo del lenguaje de tu hijo es modelar, o demostrar, cómo se utiliza el lenguaje. Esto es fácil: habla con ellos con frecuencia, incluso si no te responden. Los niños aprenden muchísimo de las personas con quienes pasan más tiempo.
Puedes incorporar palabras simples y repetitivas mientras realizas actividades cotidianas. Por ejemplo, mientras le vistes, puedes decir: "Vamos a ponernos los zapatos, uno, dos", reforzando tanto el lenguaje como la acción. O, si están jugando, puedes describir lo que haces: "Ahora vamos a empujar el cochecito". Estas interacciones no solo les ayudan a aprender palabras, sino también a comprender su significado y cómo se pronuncian, simplemente observando y escuchando.
Además, es útil acompañar tus palabras con gestos o acciones para ayudarles a hacer conexiones. Si dices "agua" mientras le ofreces una botella, estás ayudando a tu hijo a asociar el sonido de la palabra con el objeto. Con el tiempo, imitarán este tipo de asociaciones y empezarán a usar las palabras por sí mismos.
Fomentar la Imitación en Tu Hijo
La habilidad de imitar es fundamental para que los niños desarrollen sus primeras habilidades comunicativas. Si tu hijo aún no está imitando sonidos, es recomendable empezar con actividades que involucren sonidos simples y fáciles de reproducir. Por ejemplo, puedes comenzar con sonidos de animales, como "muu" de la vaca o "guau" del perro, ya que estos sonidos tienden a ser divertidos y fáciles de imitar, además de estar directamente conectados con las primeras habilidades de articulación.
Una vez que tu hijo comience a imitar estos sonidos, se puede avanzar a la práctica de sonidos del habla como vocales y consonantes simples, por ejemplo, combinaciones de sílabas básicas como "pa-pa" o "ma-ma". A medida que mejora en esta área, se puede pasar a la imitación de palabras sencillas que le ayuden a comunicarse mejor. Un buen ejemplo es utilizar juguetes como coches pequeños y asociar sonidos como "brum" al movimiento, reforzando la conexión entre el sonido y la acción.
Si has intentado esto y tu hijo sigue mostrando dificultades para imitar sonidos, es útil enfocarse en la imitación de gestos. Antes de poder imitar palabras, los niños deben aprender a copiar gestos y movimientos. Actividades como aplaudir, saludar con la mano o enviar besos pueden ser un buen punto de partida, ya que les permiten comenzar a hacer asociaciones entre gestos y comunicación. También es útil acompañar gestos con sonidos, como decir "adiós" mientras mueves la mano, lo que facilita que el niño conecte el sonido con el movimiento.
Juega con tu Niño Todos los Días
Un consejo sencillo para apoyar el desarrollo del lenguaje de tu hijo es jugar con él diariamente. ¿Sabías que el juego fomenta las habilidades de comunicación? Cuanto más jueguen juntos, más oportunidades tendrá tu hijo para comunicarse sobre lo que está sucediendo, lo que ve o lo que le gusta.
Para los adultos, el juego puede no parecer crucial, pero es la forma en que los más pequeños aprenden y crecen. Al jugar, tu hijo no solo desarrolla su imaginación, sino que también empieza a practicar el uso de palabras y sonidos. Por ejemplo, si están jugando con bloques, puedes preguntar: "¿Dónde ponemos este bloque?" o "¿Qué color es este?", motivando a tu hijo a responder e interactuar contigo.
Recuerda tener en cuenta la regulación sensorial de tu hijo antes de comenzar actividades o juegos de aprendizaje. Cuando un niño está sensorialmente regulado, está más receptivo y preparado para participar en la comunicación. Juegos que impliquen movimientos suaves o el uso de materiales sensoriales, como texturas o juguetes rítmicos, pueden ayudar a que tu hijo se sienta más tranquilo y listo para interactuar verbalmente.
Dedica un momento del día para sentarte en el suelo y jugar con tu pequeño. No solo estarás fomentando sus habilidades de lenguaje, sino que también estarán creando momentos divertidos y significativos juntos.
¿Cómo saber si tu hijo necesita terapia del habla?
Si tu hijo tiene 18 meses y no está adquiriendo las habilidades mencionadas, puede ser un buen momento para consultar a un fonoaudiólogo. Este profesional puede evaluar a tu hijo y determinar si la terapia de lenguaje sería beneficiosa.
No existe la obligación de comenzar la terapia solo por realizar una evaluación. Esta es una oportunidad para conocer al terapeuta, escuchar sus observaciones, hacer preguntas y decidir cuáles serán los siguientes pasos. El fonoaudiólogo te proporcionará una recomendación formal basada en la evaluación de tu hijo.
Si un niño tiene un retraso en el habla o en el lenguaje, es importante comenzar la intervención lo antes posible para acelerar su progreso. Cuanto más temprano se inicie la terapia, mayores serán las posibilidades de que el niño adquiera las habilidades necesarias.
El desarrollo del lenguaje es como subir una escalera: cada habilidad se construye sobre la anterior. Si un niño no desarrolla las habilidades correspondientes a su etapa de desarrollo, no podrá avanzar a las habilidades que siguen. Por eso, esperar a ver si el niño mejora por sí solo puede no ser la mejor opción cuando se trata de un posible retraso en el lenguaje. La intervención temprana es clave para ayudar a los niños a alcanzar su máximo potencial.